¿Y si tú fueras él y yo ella?
¿O acaso no me has nombrado, alguna vez, musa?
Abres, lamiendo las persianas
el rugido ardiente de mi voz perpleja
dices, apenas, lozanías.
Se encumbra un oasis abierto
palpita mi semblante una alborada
despliego mis alas al deseo
caracolas sinsentido enamoradas.
Perturba el silencio las comillas
reabriendo perfumes indecentes
respeto la luz de tu mirada
y comulgo al abrigo que me enciendes.
Y tú...
y tú tan solo me mirabas.
Carina A. Acosta
FOTO: La maja desnuda (Goya)