Al Asteroide aquel...
Hay
un astronauta pequeñito
que no ha dejado de ser
una luz en la oscuridad,
tiene la amabilidad
de iluminar mi camino de palabras
ese adoquinado
por el que mis dedos largos
suelen transitar
(no siempre de puntillas,
a veces de otras telas)
durante las noches
en que la inspiración me mantiene despierta.
Cuando nos acuna el murmullo
de la lluvia
ese ronrronear del agua
desde el cielo, el repiqueteo
del teclado parece generar
un granizo suave
en el silencio de la noche.
(Felices Fiestas)