Intentos, decontracturado poema: ¡click!
Me miraste
y fue como bendecir
todas las palabras adecuadas.
Ahora
el templo de tu imagen
tiene el sentido
del interior implicado.
Luego
cuando cada luego sea
tal vez invente un siempre.
Nunca
pude dejar mi vida
en cualquier otra mano, pequeñ@.
No se predijo
de entre nosotros nada
que hubiera sido
certeza a futuro de futuro.
¡Menos mal! (¡Más bien!)
Al revés de tus ojos
el blanco espanto
del soslayo incrédulo
del sueño llegando
del escepticismo propio
del teatro irónico
del orgasmo alcanzado
del aburrimiento desmayado
de otra muerte, apenas fría.
FOTO: Guitarra, una fotografía realizada por Andrea
Yo también encuentro que tus palabras son bendición. Saludos.
ResponderEliminarGracias Francisco, para mí también lo son :-)
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