A Mija
Uno va andando y desandando,
aprendiendo equilibrio
en el desequilibrio
como una taza de té que tambalea
cuando la memoria
que nos cogía de la mano
se aparta suave y de a poco.
A través de las flores
y su lenguaje, en el sacrificio
de su voz callando verdades
abrió esta puerta
aprendió poesía, marcó un sendero
ocultó dolores, alivió con su mano
encontró su alma
unida a una niña bajo la lluvia
que escribió llanto entre sus notas.
Esto es un terror de azúcar al despertar, el chasquido centinela que previene de los peligros frente a lo cotidiano: ¡atención, aquí hay materia, reflexiona al comenzar el día!
ResponderEliminar[um dia enxertado dentro da palavra, um sopro]
ResponderEliminarum imenso abraço, Carine
Leonardo B.
Gracias a todos por pasar y dejar su huella :-)
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