sábado, marzo 03, 2012
Crapulario
Se debilita
la queja continua
en cada pétalo caído de marchito.
Había un recodo
de nostalgia impensada
pegado como estallido
en la loza descubierta.
Se herían de polvo las esquinas.
Temblaban de miedo las persianas.
Gritaban de odio las manchas
de la ropa del detalle de las sobras.
Participaban desalineados los recuerdos
agravados en montañas desparejas
y un chupete, brillando entre remedios
barajaba las cartas desoladas.
El teatro
no resultó
para distraerme
de los suelos pegajosos, atrevidos.
Más bien, puso el centro
de mi centro en mi centro
y esa paz, en el rostro una sonrisa.
Y hubo un trueno
y mi voz habló dentro mío
y mi cuerpo erguido dijo basta.
La lluvia seguía cantando en las aceras
penetrando nuestras bocas tan distantes
despedidas, a pedido.
Agosto, 2011
FOTO: Agresión, arte digital de Anna Caballero
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Hermosos versos para este caminante de mil apellidos
ResponderEliminarUn abrazote
Muchas gracias por pasar, no beber mis cabellos, y comentar.
EliminarBienvenido!