Tejiendo palabras cerca de la luna. A veces.
No. Quisiste ser carro de
mi lucha
y de la tuya nada sabías
Sólo propicié un
‘pretendías’
pues necesitaba un amor a
quien amar.
Y tú, distante tímido a
la fuerza
depositaste el alma a
corto plazo
en algún tonel vacío
que te dejó las manos en
muñones.
Una mulata desesperaba:
-AH -
Te tiemblo
Te odio te temo
Purgabas de peros el frío
del pecho
y yo
que tendida
rumiaba un apenas
dejaba constancia del no
me quieras.
-JA -
Mofado cruel que aspirabas
el hondo pliegue que
anochece esperas
Te digo que tarde que
noche que huelga
concertar en distancia
aquello que hoy llega.
A mí de tí de esperas
tendido
por Haydin que no te
conduzca.
Duda
que te fío por el manto
helado del pecho
fuego del hoy en que ayer
llega
y me lleva
de cuna al pliegue de esa
poesía de luna.
-OH-
Dolor
que sacudes de sol
la entraña llena de mi
exhalado pliego
ten a bien depositar en
largo plazo
el hondo sentir que hoy
anocheces en mí y
en velas.
Alza tu mano fiel
que de hondo dolor
calaste
semblante de luna nueva
llena en medios
de hastío
mientras Sofía pregunta
un hoy que cercena.
Molesta migaja de tiempo
de espera
de sueño
tiemblas inseguro de
ritos y manos
que lloran fecundas
noches de encierro
y ríen de hoy las
amapolas.
No siempres de alma el
oro robado
platea aquello que se ha
sembrado
y que al fin el hoy
nos pertenezca.
Hoy, refugio quimera de llanto
estío
plata menoscabada de
noche inconclusa.
El hoy; perdón parido de laudios
y crueles
quienquiera que pliegue
de sal esas sombras.
29/10/1999; por Buenos Aires
FOTO: El violinista, de Pablo Picasso
Tus poemas siempre me excitan el alma. Besos.
ResponderEliminarGRACIAS! POr tus palabras, siempre.
ResponderEliminarUn besotazo!