miércoles, abril 06, 2011

El testigo



El testigo abrió los ojos
desperezó su largo sueño errante
- Hay un atrio al que no resisto
en el que mi testigo habita-

El testigo abrió los ojos
y el mundo siguió rodando
y los días siguieron siendo

El testigo abrió los ojos
ante un mundo que conocía
sin embargo para mí fue nuevo.

El testigo abrió los ojos
sin llevarse siquiera nada
y los demás sin ver, notaron algo.

El testigo abrió los ojos
del otro lado que es este mismo sitio
nada dijo pero habló sin mediar nada
siquiera un roce de pálido trino.

El testigo abrió sus ojos
y los sueños se revelaron hechos
sin dolor, temor ni lucha
tan sólo fue un seguir viviendo
con más conciencia
cuando el testigo abrió sus ojos.

Recuerdo 
el tiempo aquel
en que el testigo abrió, dulcemente
sus abiertos ojos
porque nunca más me ví sol@
y se desdibujó una necesidad de trascendencia 
ese día inusual
en que el testigo, tan sólo, abrió mis ojos
y supe entonces, a ciencia cierta
que ya sabía:
hay una lucha vana, en vano.

FOTO: Escultura by Zenos Frudakis

4 comentarios:

  1. Quise comentar algo, pero solamente he logrado redundancias tontas, testigo de un poema que se ha topado con lo autónomo de los sucesos. Hermoso y realista.

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  2. A mi me parece valiente. Técnicamente de gran fluidez al servicio de un gran tema, extremadamente difícil de abordar: el testigo que está al otro lado y no obstante ese lado es este mismo sitio. La autora aborda el tema sensualmente y de inmediato nos sitúa por contra, en un universo simbólico: el atrio. A partir de ahí la escritora domina el tema y nos ofrece finalmente el símbolo barroco de la escritura española: un no saber sabiendo, u a ciencia no sabida. Nos evoca a San Juan de la Cruz y a Teresa de Ávila. Habrá que seguir de cerca a esta interesante y valiente poeta.

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  3. Gracias a todos, por pasar, leer y comentar :-)

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