lunes, septiembre 19, 2011

Desde el tejado



Tejiendo palabras cerca de la luna. A veces.


No. Quisiste ser carro de mi lucha
y de la tuya nada sabías
Sólo propicié un ‘pretendías’
pues necesitaba un amor a quien amar.

Y tú, distante tímido a la fuerza
depositaste el alma a corto plazo
en algún tonel vacío
que te dejó las manos en muñones.

Una mulata desesperaba:

-AH -
Te tiemblo
Te odio te temo
Purgabas de peros el frío del pecho
y yo
que tendida
rumiaba un apenas
dejaba constancia del no me quieras.

-JA -
Mofado cruel que aspirabas
el hondo pliegue que anochece esperas
Te digo que tarde que noche que huelga
concertar en distancia aquello que hoy llega.

A mí de tí de esperas tendido
por Haydin que no te conduzca.
Duda
que te fío por el manto helado del pecho
fuego del hoy en que ayer llega
y me lleva
de cuna al pliegue de esa poesía de luna.

-OH-
Dolor
que sacudes de sol
la entraña llena de mi exhalado pliego
ten a bien depositar en largo plazo
el hondo sentir que hoy anocheces en mí y
                                                               en velas.

Alza tu mano fiel
que de hondo dolor calaste
semblante de luna nueva llena en medios
de hastío
mientras Sofía pregunta un hoy que cercena.

Molesta migaja de tiempo de espera
de sueño
tiemblas inseguro de ritos y manos
que lloran fecundas noches de encierro
y ríen de hoy las amapolas.

No siempres de alma el oro robado
platea aquello que se ha sembrado
y que al fin el hoy nos pertenezca.

Hoy, refugio quimera de llanto estío
plata menoscabada de noche inconclusa.
El hoy; perdón parido de laudios y crueles
quienquiera que pliegue de sal esas sombras.

29/10/1999; por Buenos Aires

FOTO:  El violinista, de Pablo Picasso

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