viernes, septiembre 03, 2010

Venus de Milo



Se desintegraba,

ya había notado

- en el castillo -

que sucumbiría.


La desgastada estirpe

de sus colores

había desaparecido


Creía en ella

se había mostrado amable

al tiempo que juiciosa

pero

-tenía que reconocerlo-

se había comportado

como una perfecta idiota

quedándose tan quieta


Mientras

el tiempo seguía lamiéndola

por entero

con esa lengua gatuna

áspera

corrosiva.


Tuvo miedo

quizá fue un temblor

lo que hizo

que su brazo derecho

también desapareciera

- nunca lo supo -


No quiso perder el tiempo

cavilando acerca de su martirio

ya perdí bastante; pensó.


El desarraigo

le dio la mirada desafiante

escondida tras los ojos ciegos

de su cara inexpresiva.


Hubo algún tiempo

en que el color

había pintado aquel brillo

que Cronos se llevó

pero, el interior...

allí estaba intacta.


Supo que

de los suyos

algunos estaban cercanos


Los que no fueron destruídos

en la era del desastre

estaban diseminados

por sitios similares

al que ella, hoy pertenecía.


Esa noche lloró por vez primera.


Y dicen

que el sereno

juró haber visto

a una mujer riendo

por los pasillos del museo

que se detuvo frente a un Guernica

perdiéndose de vista en la sala 3


Lo que nadie pudo evitar

fue que la Venus fuera cada vez

más visitada por los rumores del suceso


Por la misma época

y en los jardines

de la plaza principal de la ciudad

hallaron a una mujer desnuda

y sin memoria

dormida entre las flores de la fuente.



Dpto de Maku

Belgrano R., Buenos Aires

14/10/2003


FOTO: Venus de Milo, de autor desconocido

Museo de Louvre, París, Francia.


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